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Los podólogos ofrecen un decálogo de consejos para cuidar los pies en Semana Santa y ante el cambio de estación por la llegada de la primavera

Como cada año, los cofrades, costaleros, tamborileros y penitentes en general participan con emoción y devoción en los actos de la Semana Santa que ya ha comenzado. Sin embargo, después de las procesiones llegan las dolencias para aquellos que han recorrido kilómetros o han pasado largos momentos del día de pie, siendo especialmente importante las consecuencias para los que portan hasta más de 100 kilos de peso sobre su cuello.

En estos días de pasión no sólo se castiga su zona lumbar y cervical, sino que también el peso repercute sobre el resto del aparato locomotor generando problemas en las piernas y en los pies. Calambres, hormigueo, hinchazón o varices son algunas de las dolencias que pueden aparecer.

Por ello, con el fin de prevenir algunas de estas dolencias, desde el Colegio Oficial de Podólogos de Castilla-La Mancha (COPCLM) se ofrecen algunas pautas a seguir, como el uso de calzado deportivo con amortiguación.

Es fundamental que los costaleros usen un calzado adaptado a la biomecánica del pie, que debería presentar una gran capacidad de amortiguación, debido al peso que soportan. Hay que tener en cuenta que no sean especialmente blandos y puedan deprimirse. Por tanto, hay que buscar una suela que amortigüe. Además, el calzado debe permitir el deslizamiento sin que falle la adherencia

Desde el Colegio de Podólogos de Castilla-La Mancha recuerdan que estos consejos también son importantes para los integrantes de las bandas de cornetas y tambores que participan en estos actos de la Semana Santa, así como el público en general que, en muchos casos, van a permanecer de pie y quietas durante varias horas.

En paralelo, desde el Colegio de Podólogos de Castilla-La Mancha llaman la atención de la población para que preste especial atención al cuidado de los pies tras los meses de invierno. Si bien parecía que la primavera ya había comenzado y habíamos dejado aparcado el calzado propio del invierno, la bajada drástica de temperaturas de los últimos días y las lluvias, han hecho que rescatemos del armario las prendas y calzado de abrigo.

Sin embargo, desde el órgano colegial insisten en que la transición de las botas y zapatos cerrados a las sandalias y calzado abierto se haga de forma cuidadoa para evitar molestias y patologías. Asegura la presidenta del Colegio de Podólogos de la región, Elena Carrascosa, que “el cambio brusco de calzado en primavera puede provocar rozaduras, ampollas y otras molestias en los pies, por lo que es aconsejable realizar una transición gradual, alternando el calzado cerrado con opciones más abiertas durante los primeros días. También es importante elegir un calzado adecuado, que sujete bien el pie y permita su transpiración”.

Mención a parte merece el capítulo del esmaltado de las uñas, ya que con la llegada de las buenas temperaturas es habitual que se abuse de los esmaltes semipermanentes o permanentes, algo que desaconsejan los profesionales de la Podología. En concreto, Carrascosa mostró su preocupación por el uso excesivo de esmaltes de uñas, ya que pueden provocar numerosos problemas “que incluyen la pérdida de las uñas, debido a que generan una oclusión total que favorece la aparición de infecciones por bacterias u hongos, lo que puede ablandar y despegar la uña”.

Si bien la presidenta de los podólogos castellano-manchegos aclara que su gremio no se opone a los esmaltados esporádicos de uñas, asegura que es importante dejar descansar las uñas y no mantenerlas siempre pintadas. Por ello, se recomienda moderar el uso de estos esmaltes y permitir períodos de descanso para mantener la salud de las uñas y con ello la aparición de infecciones.

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